Zaragozana, nacida en el 75 y ortodoncista desde hace 25 años, madre de una niña adolescente y de un niño de 7 años, que es quien motivó mi cambio de ruta profesional.

Y es que desde hace ya un tiempo, mi práctica se ha ido centrando en un enfoque más integrativo y funcional, porque la ciencia no para de mostrar las increíbles conexiones que existen entre la boca y el resto del cuerpo, entre nuestras funciones desde que nacemos y la forma en que crecemos.

Y una vez abres esta puerta, es imposible cerrarla, así que ahora las formaciones sobre RNO y RMR, respiración, anquiloglosia, vías aéreas, bruxismo… se apilan en el lado de las «realizadas», mientras el lado de las «pendientes» crece sin parar…
¡es un mundo apasionante! (y muy gratificante).

Desde que no me limito a alinear dientes, todo ha cambiado, para mis pacientes y para mí.